domingo, 1 de noviembre de 2009

Inscripción electoral juvenil en Chile

La Constitución chilena afirma que para poder sufragar se necesita ser ciudadano, es decir, haber cumplido 18 años de edad y no haber sido condenada a pena aflictiva. Por otro lado, exige también inscribirse en los registros electorales, requerimiento que en la actualidad constituye un problema para la sociedad, ya que cada año son menos los chilenos y chilenas que realizan este procedimiento. Es así como el Servicio Electoral (Servel) afirma que entre los 18 y 24 años de edad durante el año 2000 eran 2.305.275 las personas inscritas, cifra que cambió a 1.213.521 en el 2008.
El mayor problema que se advierte sobre el tema electoral actual es la falta de interés por parte de la juventud en relación a los temas políticos propios del país. Como consecuencia se obtiene un electorado envejecido, y por tanto son los adultos quienes toman las decisiones. Es así como se produce un círculo vicioso, porque cada vez la política se aleja más de los jóvenes al estar, dominada por autoridades mayores con ideas antiguas y poco atractivas para la modernidad. Al mismo tiempo, los jóvenes se sienten menos representados y partícipes de este mundo político, lo que los hace mantenerse al margen de este tipo de decisiones.
La solución a este problema es instituir la inscripción automática con voto voluntario. En otras palabras, toda persona que cumpla 18 años de edad y no ha cometido pena aflictiva queda inmediatamente inscrita en los registros electorales, lo que le permite sufragar. Ahora bien, si la persona vota o no es voluntario, a fin de respetar la libertad de acción de cada individuo. De este modo, surge una alternativa para aquellos que consideran que la inscripción es un trámite difícil, o bien, para los que por descuido no alcanzaron a inscribirse en el plazo establecido para ello. Además, es importante mencionar la aceptación que han mostrado los mismos jóvenes ante esta posibilidad; la encuesta del INJUV afirma que un 79,6% de los jóvenes se muestra a favor del voto voluntario y solo el 14,8% está en desacuerdo.
A pesar de lo anterior, pueden encontrarse opiniones contrarias, las que afirman que el establecimiento de la inscripción automática en los registros electorales no necesariamente implica una mayor participación de los jóvenes en la política. De todas formas, esta ley, si bien permite que todos los ciudadanos tengan la posibilidad de votar, no determina como obligatorio el sufragio. Es así como podría ocurrir que personas actualmente inscritas se adhirieran a los no votantes, con lo que disminuiría el porcentaje de personas que no votan.
Posiblemente, en algunas elecciones podría suceder ese fenómeno; sin embargo, es un hecho que la participación de los jóvenes en la política aumentaría, ya que han sido ellos mismos quienes han solicitado la implementación de este sistema. Si se les asegura que sus opiniones son tomadas en cuenta e inciden en las acciones políticas, seguramente sea el primer paso para que paulatinamente vayan tomando confianza e interés por el tema.

viernes, 23 de octubre de 2009

Inscripción electoral juvenil en Chile

Según la Constitución chilena, se le llama ciudadano a toda persona que ha cumplido 18 años de edad y no ha sido condenada a pena aflictiva. Sin embargo, para poder votar en las distintas elecciones se establece un requisito adicional: inscribirse en los registros electorales.
Este último requerimiento constituye un problema para la sociedad actual, ya que cada año son menos los chilenos y chilenas que realizan este procedimiento. A esto se le llama “envejecimiento del padrón electoral” porque es claro que la participación política proviene en su mayoría, del segmento de mayor edad de la población.
Evidentemente que este tema preocupa a las autoridades del país que están haciendo sus mayores esfuerzos por reencantar a los jóvenes con el mundo político y así promover su participación y colaboración.

El mayor problema que se advierte sobre el tema electoral actual es la falta de interés por parte de la juventud en relación a los temas políticos propios del país. Como consecuencia se obtiene un electorado envejecido, y por tanto son los adultos quienes toman las decisiones. Es así como se produce un círculo vicioso, porque cada vez la política se aleja más de los jóvenes al estar dominada por autoridades mayores con ideas antiguas y poco atractivas para la modernidad. Al mismo tiempo, los jóvenes se sienten menos representados y partícipes de este mundo político, lo que los hace mantenerse al margen de este tipo de decisiones.

La solución a este problema es instituir la inscripción automática con voto voluntario. En otras palabras, toda persona que cumpla 18 años de edad y no ha cometido pena aflictiva queda inmediatamente inscrita en los registros electorales, lo que le permite sufragar. Ahora bien, si la persona vota o no, eso es voluntario a fin de respetar la libertad de acción de cada individuo.

Este sistema es una alternativa para aquellos que consideran que la inscripción es un trámite difícil, o bien, para aquellos que por descuido no alcanzaron a inscribirse en las fechas que el sistema permite hacerlo.

La progresiva baja en las cifras de jóvenes inscritos en los Registros Electorales es claramente visible en la base de datos que se manejan en las oficinas del Servicio Electoral (Servel).En ella se aprecia que entre los 18 y 24 años de edad durante el año 2000 eran 2.305.275 las personas inscritas, cifra que cambio a 1.213.521 en el 2008. Asimismo, según las cifras del Servicio Electoral, los menores de 30 años representan el 7,6% de los que se desprende que solo el 62% de los mayores de 18 años está inscrito.

En cuanto al voto voluntario e inscripción automática, la encuesta del INJUV afirma que un 79,6% de los jóvenes se muestra a favor del voto voluntario y solo el 14,8% está en desacuerdo.

Pueden encontrarse opiniones contrarias, las que afirman que el establecimiento de la inscripción automática en los registros electorales no necesariamente implica una mayor participación de los jóvenes en la política. De todas formas esta ley, si bien, permite que todos los ciudadanos tengan la posibilidad de votar, no determina como obligatorio el sufragio. Es así como podría ocurrir que personas actualmente inscritas se adhirieran a los no votantes con lo que disminuiría el porcentaje de personas que no votan.

Posiblemente, en algunas elecciones podría ocurrir ese fenómeno; sin embargo, es un hecho que la participación de los jóvenes en la política aumentaría, ya que han sido ellos mismos quienes han solicitado la implementación de este sistema. Si se les asegura que sus opiniones son tomadas en cuenta e inciden en las acciones políticas, seguramente sea el primer paso para que poco a poco vayan tomando confianza e interés por el tema.

viernes, 2 de octubre de 2009

La integración: un desafío por alcanzar

Cada vez son más los extranjeros que viven en tierras chilenas. Según el Censo del año 2002, el 1,2% de la población nacional está constituida por inmigrantes, de los que el 67,9% son de América latina. Dada esta situación, es interesante reflexionar sobre el trato que se les da a estas personas, ya que en Chile, los inmigrantes latinoamericanos sufren de permanentes descalificaciones y discriminaciones.

Según los afectados, una de las principales fuentes de discriminación son las políticas de gobierno, ya que las dificultades que se presentan para poder obtener un permiso de residencia en Chile revelan la falta de aceptación que existe hacia ellos. Asimismo, las leyes laborales que rigen para estas personas no hacen más que trabar y obstaculizar sus desempeños profesionales.

Del mismo modo, estos extranjeros reconocen un segundo canal causante de frecuentes descalificaciones: los medios de comunicación, especialmente la televisión. En este momento existe una fijación por mostrar insistentemente la parte negativa de los inmigrantes con lo cual se tiende a asociar y culpar a estos de problemas nacionales como son el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, entre otros.

Pese a lo anterior, el gobierno y la ciudadanía en general afirman que estos malos tratos no son ciertos, por el contrario, ellos aseveran respetar y acoger a las personas provenientes de otros países. Una evidencia sería el documento publicado por la presidenta Michelle Bachelet el 2 de septiembre del 2008, en el cual se establece que

“Se debe generar una aceptación positiva del migrante dentro de la sociedad, respetando su especificidad cultural, pero también propendiendo a que el extranjero se integre a diversos ámbitos, como el respeto a la institucionalidad democrática, de la lengua nativa y de ciertos modelos culturales propios del país receptor. Implica la incorporación de los inmigrantes en la estructura económica, social y política de la sociedad receptora[1]”.

La verdad es que los ejemplos anteriores constituyen excepciones dentro del cotidiano actuar de los chilenos. Son casos aislados que sirven para tranquilizar la conciencia, pero que no reflejan una verdadera intención de aceptación o de integración. No basta con discursos o publicaciones para solucionar el problema, sino que se necesita de acciones concretas en el diario vivir de cada ciudadano chileno. Es hora de reconocer las exclusiones e injusticias que diariamente se cometen con los inmigrantes latinoamericanos. Este sería el primer paso evitar descalificaciones y cooperar con una propuesta de integración que les permita estar cómodos y sentirse bienvenidos en estas tierras chilenas.

[1] Gabinete presidencial. Imparte instrucciones sobre la “Política Nacional Migratoria”. Memorando n. 009 del 2 de septiembre de 2008, del, Página 2, punto 6.a y b

sábado, 26 de septiembre de 2009

La integración; un desafío por alcanzar

Cada vez son más los extranjeros que viven en tierras chilenas. Según el Censo del año 2002, el 1,2% de la población nacional está constituida por inmigrantes, de los cuales el 67,9% son de América latina. Dada esta situación, es interesante reflexionar sobre el trato que como chilenos les damos a estas personas, ya que al parecer los inmigrantes latinoamericanos sufren de permanentes descalificaciones y discriminaciones en nuestro país.


Según los afectados una de las principales fuentes de discriminación son las políticas de gobierno, ya que las dificultades que se presentan para poder obtener un permiso de residencia en este país revelan la falta de aceptación que existe hacia ellos. Así mismo, las leyes laborales que rigen para estas personas no hacen más que trabar y obstaculizar sus desempeños profesionales.


Del mismo modo, estos individuos reconocen un segundo canal causante de frecuentes descalificaciones; los medios de comunicación, especialmente la televisión. En este momento, existe una fijación por mostrar insistentemente la peor cara de la moneda, asociando y culpando a los inmigrantes de problemas nacionales como son el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, entre otros.


Pese a lo anterior, el gobierno y la ciudadanía en general, afirman que estos malos tratos no son ciertos, por el contrario, ellos aseveran respetar y acoger a las personas provenientes de otros países. Una evidencia sería el documento publicado por la presidenta Michelle Bachelet el 2 de septiembre del 2008 en el cual se establece que: “Se debe generar una aceptación positiva del migrante dentro de la sociedad, respetando su especificidad cultural, pero también propendiendo a que el extranjero se integre a diversos ámbitos, como el respeto a la institucionalidad democrática, de la lengua nativa y de ciertos modelos culturales propios del país receptor. Implica la incorporación de los inmigrantes en la estructura económica, social y política de la sociedad receptora”.


La verdad es que los ejemplos anteriores constituyen excepciones dentro del cotidiano actuar de los chilenos. Son casos aislados que nos sirven para tranquilizar la conciencia, pero que no reflejan una verdadera intención de aceptación o de integración. No basta con discursos, publicaciones o lindas palabras para solucionar el problema, se necesita de acciones concretas en el diario vivir de nuestra gente.


Seamos sinceros y reconozcamos las exclusiones e injusticias que diariamente cometemos con los inmigrantes latinoamericanos. Este sería el primer paso hacerlos sentir cómodos y bienvenidos en nuestro país.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Inscripción automática; una gran solución

Hoy es tema de discusión la inscripción en los registros electorales. Hay quienes piensan que esta debe ser automática y otros que prefieren que sea voluntaria. Sin embargo, independiente de las distintas opiniones, es posible afirmar que la inscripción automática en los registros electorales facilitará la incorporación de los jóvenes en la política.
Actualmente, el 38% de los jóvenes entre 18 y 29 años no votan porque no se han inscrito, ya que, según dicen, es un trámite que puede tomar muchas horas, o bien, porque no se informaron correctamente y se les termino el plazo para hacerlo. Este proyecto de inscripción elimina este problema, ya que toda persona mayor de dieciocho años queda instantáneamente habilitada para sufragar.

Pese a lo anterior, es un hecho que los jóvenes no se sienten atraídos por la política. Por lo tanto, mientras más facilidades se les den para ir a votar, más posibilidades hay de que lo hagan y asuman sus responsabilidades como ciudadanos.

Sin embargo, no se puede desconocer la opinión de quienes piensan que el establecimiento de la inscripción automática en los registros electorales no necesariamente trae por consecuencia una mayor participación de los jóvenes en la política ya que esta ley, si bien, hace que todos los ciudadanos tengan la posibilidad de votar, no determina como obligatorio el sufragio. Con lo cual, podría ocurrir que personas actualmente inscritas se adhirieran a los no votantes disminuyendo así el porcentaje de personas que no votan.

Con respecto a este problema, cabe señalar que quienes piensan así, están dudando sobre si una vez instaurada la inscripción automática el voto deber ser voluntario u obligatorio, lo cual alude a otra discusión, interesante también, pero que resulta incoherente con el tema que aquí se plantea. Además, si nos fijamos con atención podemos darnos cuenta que esta forma de ver la situación, lleva implícito una aceptación de la tesis anteriormente planteada, ya que se afirma que con la inscripción automática jóvenes que hoy no votan, de estar inscritos lo harían. Lo que pase con los que ya están inscritos, como se dijo previamente, es otro tema a tratar.

Es por esto, que más allá de si nos parece lógico o no, lo que sí es evidente es que por medio de la inscripción automática en los registros electorales más jóvenes votarían y con eso se lograría una mayor participación de ellos en las decisiones propias de nuestro país.

domingo, 6 de septiembre de 2009

¿Inscripción automática en los registros electorales?

Hoy es tema de discusión la inscripción en los registros electorales. Hay quienes piensan que ésta debe ser automática y otros que prefieren que sea voluntaria. Sin embargo, independiente de las distintas opiniones, es posible afirmar que la inscripción automática en los registros electorales facilitará la incorporación de los jóvenes en la política.

Actualmente, muchos jóvenes no votan porque no se han inscrito, ya que, según dicen, es un trámite que puede tomar muchas horas, o bien, porque no se informaron correctamente y se les pasó la fecha. Este proyecto de inscripción elimina está problemática, ya que toda persona mayor de edad queda instantáneamente habilitada para sufragar.

Sin embrago, es un hecho que los jóvenes no se sienten atraídos por la política. Por lo tanto, mientras más facilidades se les den para ir a votar, más posibilidades hay de que lo hagan y asuman sus responsabilidades como ciudadanos.

No se puede desconocer la opinión de quienes piensan que el establecimiento de la inscripción automática en los registros electorales atenta contra la libertad del ciudadano. Bajo esta forma de pensar, cabe señalar que efectivamente la falta de inscripción no es siempre sinónimo de flojera. Hay jóvenes que toman esta decisión para hacer notar la falta de inclusión e interés que tienen ante el sistema, de modo que si se inscribe a todos en forma automática, la libertad de poder expresar este desprecio desaparece.

Ante esta forma de pensar, se debe aclarar es que la posibilidad de no sufragar no es ni será nunca, el único medio por el cual se puede expresar contrariedad por el sistema. El voto nulo o blanco, también puede ser una instancia para reflejar este descontento. Asimismo, existen medios de comunicación, como las cartas a los diarios o columnas, que permiten hacer público y argumentar sobre aquel desinterés. Incluso, cabe señalar que esta forma de proceder, puede resultar bastante más eficiente, ya que permite a los mismos jóvenes hacer sugerencias e impulsar el cambio que ellos buscan.

Es por esto, que más allá de si nos parece una imposición o no, lo que sí es evidente es que por medio de la inscripción automática en los registros electorales más jóvenes votarían y con eso se lograría una mayor participación de ellos en las decisiones propias de nuestro país.